MOMENTOS DE EMPATÍA Y DE TEMPLANZA. Jueves 2 de abril de 2020

Entre esta maraña de ofertas de servicios digitalizados, “bienintencionados” consejos, toneladas de (des)información, e infinitos productos de ocio hogareño, corremos un grave riesgo de dejarnos arrastrar por la corriente, de caer en el epicentro del temor a ·quedarnos fuera de juego”. Si sucumbimos a este sentimiento, si nos dejamos imbuir por este agujero negro… desempolvaremos con prisa viejos productos con disfraz de digitales, pondremos el apellido de “anti-crisis” a servicios que fueron diseñados para solventar otras necesidades… provocando un efecto rebote que, lejos de acercarnos a nuestros clientes, nos mostrarán como oportunistas vendedores de pócimas mágicas, charlatanes de feria, deshumanizados robots comerciales.

¿Pensamos de verdad que es esto lo que necesitan nuestros clientes?

¿Les estaremos ofreciendo estudiadas soluciones, o mostrándoles el espejo en el que se reflejan nuestros propios miedos?

Creemos, que, lejos de apuntarnos a este “carro” elegido por muchas empresas y profesionales, ahora tenemos que explorar nuestra capacidad empática, nuestra templanza, demostrar una actitud paciente, prepararnos, de forma latente, para los inciertos momentos a los que nos vamos a enfrentar cuando podamos volver a ser seres físicos y terrenales. Porque será entonces cuando nuestros clientes, al igual que nosotros y que nosotras, comenzarán a ser conscientes de las nuevas formas en las que se van a materializar sus necesidades… y debemos, sí o sí, estar a la altura.

Empatía como capacidad de escuchar activamente, como habilidad de comprender y apoyar emocionalmente, como competencia para diferenciar entre los estados afectivos de los demás tomando perspectiva, tanto cognitiva como afectiva, respecto de las personas que nos expresan su estado emocional.

Templanza como cualidad humana que nos impele a actuar de forma cautelosa y justa, con sobriedad, con moderación o continencia para evitar daños, dificultades e inconvenientes.

Paciencia, que nos confiera calma y tranquilidad para esperar el momento más adecuado, aquel en el que podamos ser útiles.

Porque en medio de estos cables que nos mantiene unidos, tenemos que ser capaces de abstraernos de tan incómodo bullicio y ajustar el oído a lo que nos están contando nuestros clientes… ¿escucháis?

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